Los zapatos.

Vive tu vida de la manera que quieras.

Sentirse como un par de zapatos de Dior cuando realmente eres una imitación es pasable en los comienzos, para algo nuevo, para lo efímero... pero después es otra cosa.

En el tacón, la plataforma, las tachuelas, las lentejuelas y las plantillas está el secreto... y una vez que eres descubierto ya no te vale de nada lo bien que antes te sentiste.

Todos podemos ser unos Jimmy Choo, unos Louis Vuitton, desde el principio. Lo especial que cada uno tiene no tiene por qué ser ocultado, silenciado, omitido.

Cuando verdaderamente te sientas unos Manolo's, lo serás, unos Louboutin's, lo serás, unos Balmain's, lo serás.

(El  poder  de  la  moda)

Y eso es lo que yo siento, el no haber sido antes lo que ahora soy, el no haber aceptado antes lo que ahora acepto, el no haber entendido antes lo que ahora entiendo...

Y es de lo que me arrepiento, del tiempo perdido rodeándome de un público mediocre cuando mi clientela es la pudiente. Y esa es mi clientela de ahora, la que siempre he querido, la que siempre he añorado... Esa clientela que te ve, te compra y te lleva con ella hasta la muerte... la suya o la tuya.

Porque todos en la vida tenemos caducidad, y más un par de zapatos en una moda cambiante a la velocidad de la luz. Pero aunque cambie y salgan modelos nuevos, siempre tendrás esa esencia, ese poder inicial que algún día pasará a llamarse vintage y triplicará tu valor inicial, y ese poder es el que mi gente ve, el que aprecian. Ellos deciden guardar los zapatos, y cuando sea el momento los sacan de nuevo.

Y no hay que sentirse mal, todo lo contrario, tienes que estar orgulloso porque sigues con ellos hasta que sea tu momento de nuevo.

Es así como yo lo veo, es así como yo lo siento. Aunque no te lleven contigo, estás presente en sus vidas, estás presentes en su vestidor, estás presente en sus pensamientos.

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